Surgió la vida, sutil, ante mis ojos,
oscilando en un burdo carro de rodillos.
Esas tablas unidas por oblicuos travesaños
fueron mi cuna primigenia y mi jardín.
oscilando en un burdo carro de rodillos.
Esas tablas unidas por oblicuos travesaños
fueron mi cuna primigenia y mi jardín.
Cartones corrugados y periódicos
fueron mis almohadas y mi lecho.
Eran muchos mis juguetes encantados:
tarros y botellas, envolturas y etiquetas.
fueron mis almohadas y mi lecho.
Eran muchos mis juguetes encantados:
tarros y botellas, envolturas y etiquetas.
Fue mi único y sempiterno compañero
un perro criollo de ébano intensísimo
adornado con rara mancha blanca:
¡alba semiluna engastada entre su frente!
un perro criollo de ébano intensísimo
adornado con rara mancha blanca:
¡alba semiluna engastada entre su frente!
Ese cánido amoroso, de noche
fue cobija y exigua fuente de calor;
más, su insólito y fantástico lunar
jamás arrastrar mi mente pudo
hasta el cosmos ignoto de los sueños.
fue cobija y exigua fuente de calor;
más, su insólito y fantástico lunar
jamás arrastrar mi mente pudo
hasta el cosmos ignoto de los sueños.
La canción de cuna que por siempre
yo escuché fue el crujir de balineras
girando a la par de mi vida desechable,
sobre el rudo y rugoso pavimento,
al lado de motores y de bielas.
yo escuché fue el crujir de balineras
girando a la par de mi vida desechable,
sobre el rudo y rugoso pavimento,
al lado de motores y de bielas.
La lluvia, el sol, el frío y el calor,
adheridos entre pecho y entre espalda
curtieron mi semblante y mis sentidos,
alejaron la sonrisa de mi boca,
y borraron de mis ojos los sollozos.
adheridos entre pecho y entre espalda
curtieron mi semblante y mis sentidos,
alejaron la sonrisa de mi boca,
y borraron de mis ojos los sollozos.
Traigo el cuerpo bastante endurecido,
también, son así mis sentimientos.
Nada espero de la vida, ni tampoco
le reclamo. ¡No hay resentimiento!
también, son así mis sentimientos.
Nada espero de la vida, ni tampoco
le reclamo. ¡No hay resentimiento!
A veces pienso... imagino demasiado,
entretenido entre ruidos dibujados
por los cuatro oxidados rodamientos
de aquel carro que quedó como testigo
de la vida, siempre a rastras, de mi viejo,
al entregarme sobre ruedas su legado.
entretenido entre ruidos dibujados
por los cuatro oxidados rodamientos
de aquel carro que quedó como testigo
de la vida, siempre a rastras, de mi viejo,
al entregarme sobre ruedas su legado.
Y mientras tiro sin prisa de la cuerda
que sirve de timón a mi existencia,
hurgo con mis manos y mis ojos
pedazos de periódicos doblados,
y recuerdo con asomos de nostalgia
al perro de pelambre como noche
que fue único tesoro en mi niñez,
y cuya marca cabalística no pudo
hacerme soñar, ¡jamás!, un solo instante.
que sirve de timón a mi existencia,
hurgo con mis manos y mis ojos
pedazos de periódicos doblados,
y recuerdo con asomos de nostalgia
al perro de pelambre como noche
que fue único tesoro en mi niñez,
y cuya marca cabalística no pudo
hacerme soñar, ¡jamás!, un solo instante.
Y continúo arrastrando con mis manos
el vetusto carro de gastadas balineras:
¡herencia de mi padre y de su estirpe!
el vetusto carro de gastadas balineras:
¡herencia de mi padre y de su estirpe!
Me gusta mucho tu BLOG. Te voy a seguir.
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